Gracias a las sabias palabras de Her Tololo hemos podido aprehender sobre parte de nuestra historia religiosa (ref.: ¿Por donde empezar...?, Estamos en Pelotas , El G.arca de Noé (La G. es abreviación de "Gran") ; Moisés, Ramses, Pestes y Heces – Primera Parte.) y, junto a la yuxtaposición contrapuesta de mis propios escritos sobre Creación y Apocalipsis (ref.: Siempre es lo mismo Nena, De la creación divina... gloria, Segunda teoría de la extinción, Fe de Ratas) en el meollo mismo hemos podido dilucidar parte de nuestro universo. Pero lejos, muy lejos de todo esto, nos encontramos en un mundo que no ha sido tocado por la varita de Dios, Jesús, Alá, Mahoma, el Buda (el de los mosquitos), Raid, María Marta Serra Lima, Gerardo Sofovich y por supuesto por el Manco de Lepanto.
En nuestro universo mucho se habló de mi cítrico ser, pero a decir verdad -¡verdad! eso es una completa falacia. Los limones no somos cítricos hace ya 2010 años, tres años antes del nacimiento de cristo, cuando el primer limón llega a la tierra. Si señoras y señores, los primeros limones no eran terrícolas; los primeros limones fueron traídos del Planeta Heineken o Planeta Verde por ET. Pero los Limones son incluso anteriores.
Cierta mañana, un floglope, nombre científico: Igigi Girum Hadahadeba (Es como una especie de Pipo Cipolatti, pero menos boludo) se topa con Gladis Florimonti (nombre dentífrico: cherry liptus mentho plus), y claro, siendo estos seres no tan boludos como dijimos antes, pero si más facinerosos que los Famas, se enroscan en un desenfreno libidinoso y lujurioso hasta como las siete y media de la tarde. Días más tarde nace sobre un tubérculo de flor de gladiolo (hogar de las Gladis Florimontis) el primer limón. Pero el que fuera traído por ET. era tercera generación de este primer espécimen.
La cosa es que luego de arribar a nuestro planeta, el (hasta entonces) cítrico rueda bajo la rampa de la nave espacial y se queda a vivir en medio del Impenetrable Chaqueño. Allí es adoptado por una pareja de Ñandúes, pero es abandonado a los veinte minutos al ser insoportable. Cae entonces en manos de una pareja de gorilas (algunos afirman que eran integrantes de los ahora llamados cara pintadas) y allí pasa parte de su existencia. Entrada la adolescencia, el joven limón es reconocido por todos los integrantes de la fauna chaqueña como su líder natural y protector. Vive entonces vestido con una piel de aguará guazú y colgado de un tipo de lianas o también conocidas como Ayahuasca. Al estar tanto tiempo en contacto con estas, queda del ojete y conoce un mundo nuevo lleno de colores y figuras extrañas. Forma entonces un grupo de Rock Sinfónico llamado Green Floyd, y graba un par de discos, pero no le va bien ya que todavía no había sido inventada la Rocola.
Vuelve entonces al seno de su familia, principalmente al seno de la madre, y luego de varios días de amamantamiento familiar y con una sobredosis láctea, pierde la acidez y decide irse a probar suerte a la zona donde hoy se eleva Buenos Aires (ya para ese entonces la región estaba centralizada). Esto lamentablemente le da la razón a mi vieja, que jode y jode con que no hay nada mejor que un vaso de leche para sacarse la acidez.
Allí conoce una Lima con la que luego de cinco años de noviazgo engendra la primer gaseosa Lima-Limón. De ella nacen luego tres hijos: un pequeño Limón, la lima de uñas y Fido Dido. Los dos últimos sobreviven hasta la actualidad quién sabe porqué. El pequeño limón es encontrado por Fleco y el Doctor Miroli en un bar de la zona de Plátanos y llevado a un laboratorio donde comprueban que es descendiente directo del último cítrico. Allí es nombrado entonces como el Mesías y llevado a un altar donde ciento de miles de fieles (principalmente bananas ecuatorianas, bananitas dolca y dos bananas en pijamas –que decían ser integrantes de Bersuit Vergarabat-) le rezan, le cantan Desesperada de Marta Sánchez y lo adoran: oh, santa limonada, elonga nuestros bíceps y tríceps en un ruego al último de los cítricos, sálame el salame, y unta tu santa esencia sobre nuestras sienes en un bautismo bautismal.
Ese pequeño limón crece y crece y crea maravillas y milagros, y ama a sus súbditos, y engendra varios hijos: Limón Júnior (quien luego toma su lugar), el Lemon Pie (una especie de tarta con una cobertura de crema de limón), el helado de limón (el primer limón en correr la misma suerte que Walt Disney) y el Doctor Lemon (un limón con un toque de alcohol, el primer limón alcohólico) quien luego de un accidente en el que se hace teta contra un paredón, se convierte en la primer limonada de la historia.
Muerto y santificado el pequeño limón, es sucedido por el Limón Júnior, quien luego de un par de años de tiranía es derrocado por Lemon Pie, pero como las tartas no pueden gobernar a toda la humanidad ya que son terriblemente tímidas además de antipáticas, abandona el trono y elimina la figura de Mesías. De esta manera evita el tener que andar firmando autógrafos y sacándose fotos haciendo milagros y esas giladas. Accede entonces al pedido de uno de sus súbditos completamente adicto a la religión y al jugo de melocotón, que al ver que no iba a tener un mesías que adorar (y que entonces se le iban a dorar los huevos de ateísmo), desesperado le pide que cree una iglesia. Como todos sabemos, crea entonces la Iglesia Limongelista para que los súbditos del último de los cítricos puedan seguir con sus creencias y hacer de este un mundo más creyente.
Pero su timidez lo lleva aun más lejos y termina encerrado en un palacete alejado (a media cuadra del castillo del Conde Drácula y en el mismo barrio del de Eduardo Feinmann, otro reconocido chupa sangre) y allí prosigue su triste vida.
Tras varios años de angustia y soledad, (en la que contempla proyecciones de Sábados Circulares y solo escucha el tema “Mi limón, mi limonero” para no matarse) tiene un golpe de astucia y decide crear en su laboratorio un ser que lo acompañe en su rutinaria y agobiante vida. Crea así a alguien completamente aburrido, desesperado y negativo al que le pone por nombre Rolando Graña, pero lo abandona por su irrefrenable adicción a los travestis, y crea un segundo compañero. Este, un poco menos toquetón, pero igual de oscuro pasó a ser su compañero de desventuras: el joven manos de pela papas (Edward pelapap´s hands). “Seguramente -piensan algunos historiadores- el Lemon Pie le pusiera manos de pela papas para que no se pueda tocar, cuando mucho le podría sacar punta, pero no toquetearse”.
Vive entonces angustiado y desesperado pero ya no solo, y muere feliz una noche de luna en cuarto menguante. Del joven manos de pela papas no se supo absolutamente nada más. Algunos afirman que se suicidó al no poder soportar la ausencia de su creador, otros concluyen que se fue de putas con Graña y nunca más quiso volver al palacete.
Pero volvamos a la iglesia. Antes de marcharse el gran Lemon Pie deja como pastor al abuelito de Heidi, quien como sabemos, ya conocía la profesión. Es entonces cuando la iglesia limongelista se divide en dos partes: aquellos quienes creían conveniente seguir al abuelito de Heidi (desde entonces los Limonitas) y por el contrario, aquellos quienes preferían seguir como hasta antes de la muerte del Pequeño Limón con los bautismos bautismales con la santa esencia del Último Cítrico (los autodenominados Minerva). Esto es todo. Puede que continúe… puede que no…
1 comentario:
Muy relato histórico. Pero relato en si, no hay hechos que comprueben esta historia, no al menos como los que yo cuento.
Aunque creo que falto explicar la parte de porque los limones, en un acto meramente religioso, se auntosacrifican a fin de sazonar nuestras milanesas, o cornalitos, en caso de que las milanesas te ofendan.
Publicar un comentario