Viendo que el universo del Limón está frente a un aparente derrumbe debido a su inoperancia de los miembros que lo integran, he decidido ser yo, nuevamente quien se presente a postear.En esta edición voy a hablar de un tema que vino a mi memoria luego de una noche de cine. Fue cuando apareció ante mis ojos el trailer de una película llamada 300, basada en un comic del gran Frank Miller, y que este a su vez se basó en la histórica batalla de las termópilas (la cual recomiendo leer la “historia oficial” antes de leer este post). Pues bien, quiero decirles a todo el mundo, que esto es UNA GRAN MENTIRA. No crean jamás en los libros de historia, y si crean, en la siguiente y absolutamente verdadera versión de los hechos directamente del puño y letra de un dictador vestido con ropas fucsias y bigotes arremolinados.
En el año 480 Ac/Dc, el imperio Persa (conocido mundialmente por ser fabricante nº1 de gatos), se estaba ampliando, a mano de su emperador Jerez, un tipo un tanto temperamental y con una graduación alcohólica de alrededor del 17%. Y su principal objetivo era conquistar Grecia, porque no concebía la idea de ese gran cúmulo de filósofos homosexuales caminando en ropas de sábanas (y no confundir con sabana, ya que al momento de querer vestirse, puede aparecer un león y tomarlo por sorpresa… y peor aun, si aparece un caníbal con ganas de mandarse un choripán). Aunque yo tengo la teoría, de que en realidad quería instalar una papelera al otro lado del charco.
Así que los griegos, ante tal amenaza, en la cual veían un fatal destino para su filosofía, pero por sobretodo, les aterraba la idea de manchar con sangre sus sábanas de gala, o en su defecto, atemorizados por la contaminación que podría generarse a partir de los residuos de dichas papeleras y estropeando el Mediterráneo, se dirigieron hacia un mundo lejano de la Vía Láctea, en el cual lograron dar con el paradero de un mercenario a sueldo llamado Leon-o, quien aceptó el trabajo con la condición de llevar consigo su ejercito personal de 300 aspartamos (unos tipos para nada dulces a pesar de que eran edulcorantes artificiales no carbohidratos).
Los historiadores no saben exactamente que número de soldados poseía Jerez, por lo tanto dicen que variaba entre 250.000 y un millón. Pues, yo vengo aquí a cantar la justa y les digo que eran exactamente 782.328,0346421... (realmente, un número irracional de tropas) sin contar un staff de 500 maquilladoras, 350 vestuaristas, 800 bailarines de danzas clásicas, 50 Gerardos Sofovich y una máquina lavavajillas.
Leon-o, luego de estudiar bien la situación, decidió que lo mejor para defender a Grecia era hacer un piquete en el paso de Fray Bentos (también conocido por Termópilas, ya que en ese lugar existían las instalaciones de las fábricas de Lumilagro y Eveready).
Así que ahí nomás se plantó, con sus 300 aspartamos y esperó a que llegara Jerez con su ejército. Y este, al llegar y ver a los escasos 300 soldados, esperaba que se rindieran solos ante la magnitud de su ejercito, pero esto no fue así. Por lo que mandó un mensajero a Leon-o para dialogar.
MENSAJERO: -Saludos rey de los felinos cósmicos, soy Msn Messenger 7, :D :D :D mi emperador me ha mandado a que te advirtiera de un par de cosas :P :P :P :P.
LEON-O: -Miau. (Traducción: “Dime”)
MENSAJERO: -Jerez quiere darle a entender de su gran número de arqueros JJJJ. Posee tantos, que cuando disparan sus flechas, prácticamente cubren la luz del sol (S) (S) (S).
LEON-O: -Puta madre... ¡Avisarme antes! Gasté casi todo el dinero de la campaña en un frasco de protector solar “Rayito de Sol” de 800 kilos...y apenas si pude pagarle el sueldo a 300 soldados. Bueno, ¿qué más?
MENSAJERO: -¿Qué más que?
LEON-O: -Dijiste “un par de cosas”.
MENSAJERO: -Ahh no, era un decir. :P :P :P
LEON-O: -Ok... a ver... “No admitir”... ya está.
Al desadmitirlo de su lista de contactos enfureció muchísimo a Jerez, tanto se calentó el cristiano que casi se evapora. Y ese fue el causante de que la batalla empezara.
Fue una guerra despiadada, pero los aspartamos no cedieron ni un centímetro (lo cual enojó mucho a los 350 vestuaristas, ya que no podían medir las prendas). Ofuscados los vestuaristas, Jerez se dignó a enviar su tropa de número irracional (782.328,0346421...), a los cuales, Leon-O, consiguió vencer fácilmente con una estrategia nunca pensada por ningún estratega en la historia: Los redondeo a dos decimales quedando entonces 782.328,02 y por lo tanto dejaron de ser irracionales, cosa que los aturdió en sobremanera y los desmoralizó.
Entonces, viendo el rumbo que tomaba esta contienda, Jerez decidió dar uso a su más secreto ejército y su gran “As en la manga” (Que es un decir, porque las botellas de jerez, y por lo general todas las botellas no tienen manga, sino pico, aun cuando los naturalistas se empecinan en no catalogarlas como aves, por su carencia de alas, me imagino). Fue entonces cuando el Emperador Persa decidió llamar a su elite: los “Diez mil Antonio Banderas”: Un grupo conformado, justamente, por Antonios Banderas en sus distintas caracterizaciones, desde la época de las películas de Almodóvar hasta el mismísimo Zorro, pasando por el mariachi de “La balada del pistolero” y otros tantos, los cuales eran realmente muy resistentes al ser completamente “de madera”.
Viendo semejante ejército, Leon-O le dijo a su ejercito: “Aspartamos, esta noche cenamos en el infierno”, a lo cual uno respondió: “Señor, con su permiso, ya hice reservación de una mesa en la pizzería ‘Los inmortales’ para ir con mi novia, así que lamento no poder acompañarlos esta noche”.
Con los Antonio Banderas al ataque y a la vez interpretando horriblemente sus líneas en los diversos guiones cinematográficos, Leon-O, totalmente desesperado, decidió también hacer su última jugada:
Obviamente, el vencedor, nuevamente, fue Leon-O y sus felinos: todos sabemos que a los gatos les encanta rasguñar la madera.
Jerez, al borde de un ataque de nervios, intenta un último y desesperado plan. Así como los persas eran los fabricantes de gatos, como dije anteriormente, también eran los fabricantes de insumos para gatos. Por lo tanto, decidió detener completamente la producción de piedritas urinales para felinos, lo cual, con el paso de algunos días, Leon-O y el resto de su tropilla, fallece a causa de un estallido renal.
Y así fue, Jerez, aunque vencedor, decidió que ya había sufrido muchísimas pérdidas, y que había derrochado demasiado dinero como para instalar unas papeleras en Grecia y se volvió a su Imperio, donde, además de fabricar gatos persas, se dedicó a la actuación bajo el seudónimo de Carlos Perciavale.
Y gracias al recordado Leon-O del planeta Thundera, hoy en día todos podemos disfrutar de la canción “Mediterráneo” de Serrat.
Por último, y a modo de yapa, les dejo una pintura de Jacques-Louis David, donde se refleja, claramente, la ferocidad de esta batalla ya relatada.
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